YogaGayo

YOGAGAYO  Asociación El Corral.

Desde nuestra Asociación  El Corral, queremos dar a conocer un nuevo estilo de yoga: Yoga Gayo, abreviado YoGaYo. En realidad no es nuevo, siempre ha tenido sus representantes, impresionantes especímenes, pero con el aumento de las influencias yanquis de éxito y autosuperación, han proliferado enormemente. Sin embargo, queremos que conste que nuestra Asociación ha acuñado el término- estamos pensando, incluso, en patentarlo- antes de que ha algún otro se le ocurra hacer de ello un negocio. Veamos las características más diferenciadoras del estilo:


1.-Las fotos para la publicidad con muchas posturitas, que, exteriormente, parecen Asanas, y cuanto más insólitas y, aparentemente complicadas, mejor. Lo más importante: llamativas, impactantes y luciendo tipo o musculitos, y si se puede,  pelo en pecho, para difundir el niyama Tapas (austeridad) respecto a las prendas de ropa.


2.- El profesor suele decir conocer-que no es lo mismo que estar formado- todos los estilos o interpretaciones-, y el que él practica en exclusiva es el mejor, el único que lo practica así de bien y, conscientes de la reiteración, el mejor de lo mejor. Respecto al yama satya (verdad), hay que decir que la laxa y libre interpretación de tales recomendaciones sapienciales es una característica definitoria del estilo, pues es obvio que no se pueden conocer todos los estilos, especialmente tras la incorporación del “todo vale” y de la “originalidad” sin criterio (es muy fácil para el que no ha leído apenas, creer que ha escrito algo nuevo).


3.- El yo, por eso YoGaYo, es muy importante. En el norte Yogaego. Hay que cultivar el magnetismo, o como dirían los americanos, el liderazgo. Si le aplauden tras las clases es por lo bueno que es- no por lo buena que es la música-,( aunque aún no hemos entendido muy bien que pinta la música, por mucho mantra endorfínico que suene, durante una práctica meditativa como el hatha yoga).
   Si tiene la lucidez necesaria para saber que con lo amplio que es el yoga poco se puede inventar, y que si así fuera sería un suceso lógico del conocimiento acumulado, sin más mérito- lo del mérito es importante porque se supone que el yoga es una filosofía de autoconocimiento  en la que prima Vairagya (desapego o desidentificación), entonces, consciente de ser un mero transmisor de un espléndido saber, a parte de ser uno de los mejores transmisores, tiene un especial “no se qué” al dar las clases.           

4.-Esta siempre “por en medio” porque quiere hacerse famoso. Y es que perdió mucho el tiempo y ya es hora de “auto-realizarse” socialmente.
    Aludiré al Klesha(obstáculos)que los sintetiza a todos: Avidya( ignorancia espiritual). Y volvemos a la libre interpretación. Recuerdo una frase de B. Rusell:  "Ahí estriba todo el embrollo: ¡los necios están tan seguros de sí mismos y los inteligentes tan llenos de dudas…!”. Tras alusiones a los beneficios de la “alta autoestima”, podrían decir que el deseo de ser famoso es tan válido cómo el deseo de no desear, lo cual puede ser cierto si consideramos al segundo cómo válido,pero respecto a la ignorancia procuraran no decir nada, no sea que les vayas a hacer una pregunta un poco comprometida. Nadie dice que tengas que ser un erudito, pero:¿los profesores enseñan? Y nada digamos de ¿profesores de profesores?. En nuestra Asociación hemos pensado en confeccionar un Test (estamos cansados/as de leer/oir burradas) que nos indica el coeficiente de YoGaYo del profesor. Por cierto, aunque nos parece un fenómeno extraño, hay personas con espíritu desinteresado, que son mediáticas, porque han decidido transmitir generosamente el saber que otros les han transmitido.

5.-Continuamos con la libre interpretación de las recomendaciones del sabio Patanjali. Aparigraha (no codiciar) y  Asteya (honestidad). Ya lo hemos dicho, el resto de los colegas-yoguis, suelen ser competencia, en los mejores casos con espíritu deportivo y/o diplomacia. Respecto a los honorarios, saben que los que aún no tienen criterio para discernir pensaran que el mejor negociante es el mejor yogui, porque ignoran que la “prosperidad meramente económica" poco tiene que ver con una disciplina ascética. Con lo dicho, si es más caro, los que dudan, pensaran que es mejor y, de todos modos, con pocos y no muy conscientes, será suficiente. Es más, con esto del dinero y la pseudocultura “dime cuanto cuestas y pensaré cómo te valoras” hay que ser práctico, que el yoga es una filosofía especialmente práctica. Y nada decir del filón de la formación de profesores, se matan dos pájaros de un tiro: se autosube de categoría-profesor de profesores- y se gana más pasta. Y, por cierto, a los que no les gusta no les devuelven el dinero. Ya sea el pastón de una formación o la clase de prueba que te hacen pagar.

6.- Respecto al yama Brahmacharya, control de la energía sexual, controlar se controla, especialmente dentro de la clase, pero tantear, tantear, ya sabemos que a los gayos les gustan las gallinas y que le vamos a hacer si son mayoría y les va eso de “admirar”. (Algunos de ellos se iniciaron en el yoga porque había muchas mujeres interesantes que sólo por practicar yoga le consideraban, cómo decimos en Mallorca, un buen “pollo”).

7.- Hay que hacerlo inocentemente o no plantearse la palabra coherencia. Por lo tanto, no hay que investigar demasiado qué es el yoga, y hay que decantarse siempre por interpretaciones “gayunas”, que pongan el énfasis en la colocación de las plumas.

   Sabemos que este texto no ofenderá a ningún yogui, porque además de comprendernos, si hubiera incurrido casualmente en practicar este estilo, como buen yogui, “no se identificará con tales contingencias”.
¿Por qué lo hacemos?
   Para que los que sí se sientan aludidos, aunque sea por un gramo de consciencia de evitar trivializar algo tan profundamente hermoso como el yoga, empiecen a currárselo un poquito o le pongan otro nombre a su práctica ¿GaYo?. Si es que además, con un poco de jeta y una sonrisa ¡Triunfarían! ¡Así está el corral!. 

Texto: Nale Parada Mas